7 mar 2011

Palabras de bienvenida, del Dr. Carlos Gómez Palacio y Campos para la ceremonia inaugural del Primer Encuentro Latinoamericano de Decanos de Facultades de Periodismo y Comunicación Acreditadas por el CLAEP y el Segundo Encuentro Nacional de Directores de Escuelas y Facultades de Comunicación del CONEICC

Primer Encuentro Latinoamericano de Decanos de Facultades de Periodismo y Comunicación Acreditadas por el CLAEP y el Segundo Encuentro Nacional de Directores de Escuelas y Facultades de Comunicación del CONEICC

Los países latinoamericanos han estado históricamente inmersos en crisis sociales, económicas, políticas y culturales muy diversas y complejas, cuyas causas y soluciones son multivariadas.

La educación –que a nivel individual representa la oportunidad de internarse en el mundo del conocimiento, de la adquisición de habilidades, del desarrollo de las actitudes, del crecimiento personal y de la oportunidad de trascender, aportando lo mejor de sí mismos en beneficio de los demás; y que a nivel social constituye una plataforma sólida para elevar la calidad de vida de nuestros pueblos, ayudando a que ésta sea más digna, más libre, más humana y más disfrutable— es, sin lugar a dudas, una de las variables de mayor peso dentro de cualquier modelo de desarrollo.
   
Por desgracia, la educación superior, a pesar del incremento significativo que ha registrado durante las últimas décadas, en la mayoría de nuestros países, tanto en cobertura como en calidad, aún sigue siendo privilegio de unos cuantos. En México, de cada 100 niños que inician sus estudios de primaria, sólo 13 logran concluir, de manera satisfactoria, sus estudios universitarios. Analizando estas mismas cifras para el subcontinente latinoamericano, observamos que existen variaciones importantes con cifras más alentadoras que las mexicanas para el caso de algunos países, especialmente los del cono sur y otras mucho más dramáticas, como por ejemplo en algunos países centroamericanos y del caribe.

Sin embargo, los retos impuestos por el mundo globalizado, altamente tecnificado e interactivo en el que vivimos, caracterizado por el libre acceso a la información y al entretenimiento, así como por el crecimiento exponencial de las redes sociales y las comunidades virtuales, son muy distintos a los que nos imponía el entorno hace apenas unas cuantas décadas, yendo ahora mucho más allá de un simple incremento en la cobertura de la educación superior.

El modelo de enseñanza por competencias, surgido en Europa a principios del presente siglo, basado en los cuatro pilares de la educación, establecidos por la UNESCO, en 1995, consistentes en: aprender a conocer, a hacer, a ser y a convivir –los cuales han sido traducidos en el modelo de formación integral de esta universidad por las áreas de Formación Social, Formación Profesional, Formación Intelectual, Formación Humana y Formación Espiritual,  representa la tendencia mundial de la educación superior, encaminada a preparar a nuestros jóvenes a responder mejor a las necesidades de la sociedad.

El reto de nuestras universidades es el de contribuir al desarrollo de los recursos humanos de cada país, formando cuadros de profesionistas que se caractericen por su competitividad, responsabilidad social y visión de futuro. El nuestro, es hacer lo propio en los campos del periodismo y la comunicación.


Es indudable que la formación humana, basada en los principios fundamentales de la ética y los valores, se constituye en los cimientos de la preparación de cualquier universitario, en tanto que es la que permite la congruencia en la vida y la aplicación de los conocimientos en beneficio de la sociedad, pero sin lugar a dudas se convierte en una exigencia en la formación de los profesionales del Periodismo y la Comunicación.

A este respecto, debemos señalar que la experiencia en cuanto a la enseñanza de la ética ha demostrado que la formación en valores, de acuerdo al modelo tradicional, basada en la simple transmisión de conceptos, no funciona. Es necesario que el alumno haga suyos los valores, los interiorice a través de vivencias y experiencias en su entorno social y cultural. Esto implica la implantación de métodos de enseñanza encaminados a propiciar en el alumno un análisis más profundo de la realidad y desarrollar un pensamiento crítico.

Estamos en un momento histórico de profundas transformaciones y cambios sociales entre las que destacan: 1) la dilución de las fronteras en los campos de la educación, el comercio, la comunicación como fruto de esta nueva ola de globalización; 2) la digitalización de la cultura que debería llevar a una democratización de la misma, de tal suerte que todos los seres humanos, independientemente de su condición, origen, credo, raza, edad y sexo, tengan acceso a la información, al entretenimiento y al enriquecimiento cultural, de acuerdo a sus propios intereses, con acceso ilimitado.

Las competencias que la era digital demanda son muy diferentes de las que demandaba la era industrial y aún la postindustrial. Hoy en día se requiere que nuestros alumnos sean competentes, para producir, leer e interpretar mensajes textuales, visuales, sonoros y numéricos en cualquier plataforma impresa, audiovisual o digital, generando con ello transformaciones en el ámbito de la cultura, la economía, la política, el acceso a la información, la libertad de expresión y la interacción social. 

El mundo laboral exige que los egresados de las universidades posean competencias, que en ocasiones no corresponden a las que hemos desarrollado en nuestros alumnos. La problemática que vemos reflejada día con día en los medios de comunicación requiere de formas distintas de análisis e interpretación así como de otras políticas y procedimientos para su solución.

El reto es grande y las preguntas que surgen en este nuevo contexto nos llaman a la reflexión:

·        ¿Cómo conectar de forma sólida la formación universitaria con la vida profesional?
·        ¿Cómo pasar, en nuestros procesos de enseñanza aprendizaje, del libro de texto al desarrollo de proyectos concretos con aplicación a la vida real? 
·        ¿Cómo alimentar las mentes y el espíritu de nuestros estudiantes y hacerlos crecer?
·        ¿Cómo preparar a nuestros alumnos a alfabetizarse, producir, interpretar y generar valor con imágenes?
·        ¿Cómo educar los corazones y mentes de nuestros estudiantes de forma armónica?
·        ¿Cómo diseñar sistemas para obtener niveles de comprensión y desempeño de nuestros alumnos que nos demuestren que han asimilado el significado real de la información que adquirieron?
·        ¿Qué competencias estamos desarrollando en nuestros alumnos para prepararlos a hacer incansables buscadores de la verdad en cualquier momento y lugar, a lo largo de toda su vida?

Los procesos de acreditación nacionales e internacionales, constituyen un motor importante para estar constantemente elevando los estándares de calidad de nuestros sistemas de enseñanza y la actualización de los contenidos de nuestras asignaturas, buscando responder cada vez mejor a las demandas de la sociedad en general y del mercado laboral en particular. Son, asimismo, la oportunidad para hacer un profundo autoanálisis, ver dónde estamos parados y proyectarnos hacia un futuro que nos exige el desarrollo de habilidades y competencias que equipen a nuestros estudiantes para ser excelentes ciudadanos, futuros líderes e incansables buscadores de nuevos conocimientos a lo largo de toda su vida (Milton Chen).

Es así que vislumbramos grandes retos para nuestras universidades y las acciones que deberemos emprender implican la consideración de varios factores, tales como: a) profesores cualificados, b) planes y programas de estudio actualizados y basados en modelos educativos pertinentes al contexto global, c) establecimiento de programas y proyectos de práctica profesional y d) metodologías de enseñanza con énfasis en el desarrollo de competencias profesionales.

Los retos son fuertes pero fundamentales de enfrentar, si reconocemos que el  ejercicio profesional de la Comunicación implica grandes responsabilidades sociales. Después de todo, son los Periodistas y Comunicólogos quienes contribuyen a generar una visión del mundo, de la cultura y del desarrollo. Sus palabras, imágenes y sonidos llegan a millones de personas en el mundo y pueden generar una diversidad de reacciones y acciones que tendrán un gran impacto.

Es por eso que en el presente Encuentro de Directores y Decanos de Escuelas y Facultades de Comunicación de América Latina, eligió como tema toral: Los Desafíos de las Escuelas y Facultades de Comunicación y Periodismo en América Latina: la Formación profesional y ética, la Acreditación y las Respuestas a las demandas del Mercado Laboral,  buscando con ello no sólo impulsar la calidad de la enseñanza que ofrecemos a nuestros alumnos en nuestras respectivas universidades sino constituirnos en un modelo a seguir para otras universidades de México y América Latina que comparten con nosotros la responsabilidad de formar a los periodistas y comunicólogos que habrán de influir en el diseño de un futuro mejor para nuestras sociedades.

Muchas gracias.

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